La tía Daniela se enamoró como se enamoran siempre las mujeres inteligentes: como una idiota. Lo había visto llegar una mañana, caminando con los hombros erguidos sobre un paso sereno y había pensado: "Este hombre se cree Dios". Pero al rato de oírlo decir historias sobre mundos desconocidos y pasiones extrañas, se enamoró de él y de sus brazos como si desde niña no hablara latín, no supiera lógica, ni hubiera sorprendido a media ciudad copiando los juegos de Góngora y Sor Juana.
Game | Time | WPM | Accuracy |
---|---|---|---|
67 | 2017-10-02 23:13:54 | 107.48 | 97% |
5 | 2017-05-29 22:17:56 | 106.13 | 98% |